El cultivo de arroz requiere gran cantidad de agua y de herbicidas. Esto supone unos costes elevados y también una degradación superior de los suelos, que no podrán utilizarse para otros cultivos después del riego por inundación. El Ministerio de Investigación, Desarrollo e Innovación está efectuando un estudio de tres años, junto con investigadores extremeños y con la colaboración del Instituto Superior de Agronomía de Lisboa y el CSIC, con el objetivo de encontrar un método novedoso para el cultivo de este cereal.
La pregunta es simple: ¿cómo se puede ahorrar agua regando arroz? En Sudamérica ya se están haciendo pruebas mediante el riego por aspersión, una solución muy eficiente. Utilizando equipos de riego Pivot se ahorra hasta un 50% del agua disponible para regar. Este sisema consiste esencialmente en sembrar directamente el cereal sin labrar el suelo, para después regarlo por aspersión y aplicar técnicas de agricultura de conservación.
El clima extremeño es semiárido y el agua escasea. El arroz exige unos 20.000 m2 de agua por cada hectárea de terreno y en Extremadura hay unas 30.000 hectáreas cultivadas de arroz. Al cultivar arroz con Pivot se minimizan los niveles de contaminación del suelo por herbicidas (ya que se aplican directamente con el propio riego). Y es que en determinadas zonas arroceras se han detectado residuos de pesticidas que superan los niveles permitidos. Además, con esta técnica se limita notablemente la emisión de metano, una característica habitual en el cultivo de arroz, y por tanto se reduce también el efecto invernadero.
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